¿Por qué será que hay tanta controversia alrededor de la planta, pero al mismo tiempo siempre se habla de sus beneficios potenciales para la salud? Lo cierto es que hay más similitudes que diferencias entre estas dos especies, aunque ambas presentan características únicas y ventajas específicas.

Las plantas a las que nos referimos como "cannabis" y "cáñamo" son simplemente variaciones genéticas de una única planta madre, Cannabis sativa L. Las diferencias entre el cáñamo y el cannabis tal y como los conocemos, son el resultado de años de cría selectiva. El compuesto más abundante del Cannabis sativa L. es psicoactivo, seguido por el cannabinoide beneficioso CBD. Históricamente, los cultivadores criaban plantas de cannabis con la intención de conseguir concentraciones exageradamente elevadas de cannabinoides psicoactivos, mientras limitaban el contenido ya inferior de CBD natural.

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"Cannabis" es un término usado predominantemente en referencia a las plantas femeninas que producen flores psicoactivas que tanto amor y odio han generado durante siglos. A lo largo de la mayor parte de la historia, el cannabis recibió el nombre de "marihuana", que conlleva connotaciones negativas. Se trata de una denominación con una historia desafortunada. La recuperación del término "cannabis" es la respuesta a la necesidad de reposicionarlo como una planta con potencial terapéutico, en lugar de considerarlo una droga ilegal.

Intencionadamente, "cáñamo" (que era la denominación previa a la de "marihuana") describe casi exclusivamente a la planta utilizada como materia prima para multitud de productos y alimentos, que no induce efectos psicoactivos. El cáñamo se usa ampliamente en productos para la piel y el pelo, así como para elaborar aceites beneficiosos, leche y pulpa a partir de sus tallos.

El cáñamo es uno de los suplementos alimenticios más ricos en proteínas, sólo por detrás de la soja. Las semillas de cáñamo contienen los 9 aminoácidos esenciales que el ser humano no produce, además de los otros 11. El cáñamo resulta esperanzador como fuente de biocombustible y también como aditivo para la producción responsable de papel y su reciclaje.

El cáñamo y el cannabis se han desarrollado durante generaciones para adoptar ciertas características y limitar otras. En su forma natural, el Cannabis sativa L. crece en proximidad para polinizarse. Esto permitirá que las flores femeninas produzcan semillas y el ciclo de vida continúe. Quizás hayas escuchado que el cannabis es la planta femenina y el cáñamo la masculina, pero no es cierto.

Los cultivadores cruzan las cepas de cannabis psicoactivas para crear los efectos más potentes posibles. Los cultivadores de cannabis en interior suelen usar semillas feminizadas para que sus plantas no se polinicen. Una vez maduras, estas plantas dan lugar a flores sin fertilizar y ricas en tricomas, que ofrecen una gran variedad de cannabinoides que luego se pueden descarboxilar y consumir para experimentar sus efectos psicotrópicos.

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En general, las plantas de cannabis psicoactivas se cultivan para ser pequeñas y pobladas, permitiendo que una gran cantidad de ramas den soporte a las flores. El cáñamo, en cambio, se cultiva para que se estire, incentivando el desarrollo de tallos robustos que tienen multitud de aplicaciones, desde la construcción de casas hasta la fabricación de alfombras.

Las variedades de cáñamo se crían para que produzcan niveles insignificantes de sustancias psicoactivas. Así son más útiles para sus aplicaciones en infraestructuras y en la producción de materiales y alimentos. Pero el cáñamo contiene el importante cannabinoide CBD, que atesora un gran potencial medicinal.

La importancia de la retórica queda patente en referencia al Cannabis sativa L. en el libro de Earnest Small, "The species problem in cannabis". El autor denuncia una distinción arbitraria, al considerar sólo el cáñamo que contiene menos del 0,03% de THC como tal. Esta política influenció (y en algunos casos impuso) el estándar para la producción de cáñamo en muchos países.

Aunque muchas variedades de cannabis contienen compuestos psicoactivos en concentraciones del 10 al 30%, estos compuestos ofrecen propiedades beneficiosas, como la conciliación del sueño, la estimulación del apetito y el control de las náuseas. La investigación también sugiere más aplicaciones del cannabis psicoactivo en el ámbito de enfermedades graves como el cáncer o la epilepsia.

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El cáñamo se utiliza ampliamente por sus semillas, que ofrecen grandes beneficios nutricionales. Además de proteínas, el cáñamo es rico en grasas saturadas y poliinsaturadas esenciales. También presenta grandes concentraciones de CBD, que ofrece una serie de efectos analgésicos y antiinflamatorios. Tanto el cáñamo como el cannabis psicoactivo contienen decenas de otros cannabinoides y terpenos que trabajan en sinergia para proporcionar una gran variedad de aplicaciones terapéuticas.

Aunque la diferencia de la psicoactividad entre estas dos especies afecta a sus usos, el Cannabis sativa L. es una planta con una importancia trascendental. Aunque la tendencia en la terminología de "cannabis" frente a "cáñamo" pueda cambiar, ahora es evidente cómo esta planta se vio afectada por condicionantes económicos y políticos.