La etapa de crecimiento no requiere realizar grandes cosas pero sí ser constantes. Miraremos el pH un par de veces al día y la conductividad, mínimo una vez, aunque lo ideal serían dos veces por lo menos. A diferencia de éste, la conductividad, durante esta etapa, poco os va a cambiar. Si vemos que es necesario añadir agua, porqué ha bajado el nivel del agua y se ha incrementado la conductividad lo hacemos o añadimos agua con abono si la conductividad se ha mantenido. También echaremos un vistazo al burbujeo e iremos bajando los niveles del agua conforme las raíces vayan penetrando en ella. Y esto será así cada día.

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Cuando preparemos la primera solución siempre haremos un par de litros de más y los guardaremos lejos de la luz para que se mantengan en óptimas condiciones. De esta forma, si en alguna ocasión, al medir la conductividad, observamos que ésta ha bajado, echaremos agua de la que nos sobró, hasta llegar al nivel de agua deseado. Tendrá la misma conductividad a 1 que la solución que se encuentra en el cubo.

En esta etapa cambiaremos el agua cada siete-diez días. Si se nos gasta el agua que nos sobró al preparar la primera solución (la solución que utilizamos al trasplantar) tenemos que preparar más con las mismas características. Empezamos preparando un agua base con una conductividad de 0,6. Añadimos la dosis completa de estimulador de raíz y de micronutrientes y con abono de crecimiento subimos la conductividad hasta llegar a 1. 

Durante los días siguientes al agregar solución nueva es normal que el pH se desajuste, éste puede bajar o subir debido a múltiples factores como son la oxigenación del agua, el reposo de la misma y la absorción de aniones y cationes (nombre químico que reciben los elementos absorbidos por las plantas). Por eso, para no llevarnos sorpresas desagradables es imprescindible revisar el pH y la conductividad de la solución como os hemos indicado antes. Esto grabároslo con fuego porqué es importante.

Al añadir los productos para regular el pH tenemos que vigilar no tirarlos encima de las raíces si no en un lado y luego removeremos con cuidado.

Un consejo, la segunda vez que observéis el pH y la EC puede ser justo antes de apagarse la luz porqué cuando se apague no lo podréis mirar durante muchas horas y si hay cualquier alteración tardareis en corregirla.

Un detalle a tener en cuenta es el burbujeo que produce la bomba. Hay que comprobar que sea constante y que la piedra difusora no se haya desplazado del centro. Un truco que a nosotros nos va genial es colocar una ventosa a la piedra, de esta forma el burbujeo siempre está en el centro y aún así, alguna vez se ha desenganchado y el burbujeo ha quedado desplazado. Si esto sucede no pasa nada pero siempre es mejor que esté centrado.

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En esta etapa controlaremos siempre el estado y el color de la raíz. Tiene que ser de un blanco perfecto y hacer mucha zona pilífera, es decir, hacer muchos pelos absorbentes.

Las raíces de nuestra planta hidropónica van a ser vuestro mayor orgullo. Claro que la producción y la calidad son importantes, pero no es eso exactamente de lo que os hablamos ahora mismo. Os queremos transmitir la sensación que tenemos nosotros cuando observamos las raíces blancas y fuertes, y ya veréis en la floración…es impresionante

Preparamos en un bidón los litros de agua que necesitemos. Si para cambiar el agua estás tú solo tendrás que buscarte un cubo de las mismas dimensiones de ancho y alto que tu cubo hidropónico. Lo utilizarás para apoyar la planta cuando la levantes y la quites del cubo hidropónico. Así podrás tirar el agua vieja y limpiar el cubo y el tubo.

Si sois dos personas para realizar este trabajo será mucho más sencillo. Uno levanta la planta y la sujeta (si tenéis un cubo parecido podéis descansar la planta en él) mientras el otro tira el agua y limpia el cubo. No os olvidéis de limpiar la piedra difusora, que previamente habréis desenchufado, y el tubo de oxígeno. Al tubo, con soplarle un poco para desobstruir los poros de la piedra difusora bastará. Cuando ya está todo limpio y la planta vuelve a estar en su sitio llenamos el cubo con la solución hasta que falten dos litros para tocar el tiesto rejilla y tiramos dos litros más desde arriba, desde la arlita, para humedecer bien el cepellón.

El cloro es un elemento que si se encuentra en exceso en nuestras plantas les produce quemaduras. Para que no se quemen las puntas de las hojas quitaremos el cloro del agua con la que vamos a regar. Para hacer eso llenamos tantas garrafas como agua necesitemos. Ponemos la primera garrafa bajo el grifo y la llenamos de agua fría, porqué un poco de cloro sí es beneficioso para la planta. Dejad solo alguna garrafa de agua fría, las otras irán con agua caliente. Importante, dejad correr bien el agua del grifo antes de empezar a llenar la garrafa, de esta forma nos aseguramos que el agua sale completamente caliente. El cloro se evapora con el agua caliente. Es imprescindible hacer esto unas horas antes de cambiar el agua para que le dé tiempo a enfriarse. Nosotros, si tenemos que regar por la tarde, lo hacemos por la mañana y si llenamos tres garrafas, dos son con agua caliente y una es con fría. 

Nuestras plantas demandan dieciséis tipos distintos de elementos para poder completar su crecimiento y desarrollo. Estos son los llamados micronutrientes, macronutrientes primarios y secundarios.

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Los más demandados por las plantas son los macronutrientes primarios, que son el nitrógeno, fósforo y potasio (NPK), y luego están los secundarios que son el calcio, azufre y magnesio. Los micronutrientes son absorbidos en menor cantidad y son el hierro, zinc, cobre, cloro, molibdeno, boro, manganeso, silicio, sodio y cobalto.

Los productos que se usan en los cultivos, ya sea en tierra o hidroponía, contienen todos estos elementos y dependiendo de su función llevarán un porcentaje u otro. Cuando vamos al Grow encontramos muchos productos distintos, lo importante aquí es saber utilizarlos correctamente. Podemos acercarnos al vendedor y preguntarle por lo que queremos pero para poder sacar el mayor partido a cada producto es necesario que sepamos interpretar su composición y así utilizaremos el mejor producto en cada momento, no por qué así lo indique en el envase si no porqué comprendemos la utilidad de los componentes que lo forman. Es importante conocer lo que le estamos aplicando a la planta por eso os aconsejamos que empecéis a informaros. Saber interpretar bien la etiqueta significa utilizar bien los productos y eso es importante para llegar a ser un buen cultivador.

Por ejemplo, si nosotros vemos un abono poco nitrogenado ya sabemos que es un abono para floración y si en cambio observamos que en el bote de abono pone que se compone de PK (fósforo y potasio) o indica “estimulación de floración” sabemos que eso no tiene nada de nitrógeno, que se trata de un estimulador de floración. No nos hace falta preguntar al vendedor que tipo de abono es, sabemos interpretar la etiqueta y eso nos hace ser cultivadores mucho más eficaces y nuestras plantas lo notan, son más grandes, con mejores cogollos y sus raíces son increíbles.

Queremos explicaros ahora la importancia de las micorizas y el tricoderma. Las micorizas son microorganismos que viven en endosimbiosis con la raíz de la planta. Elaboran unos microfilamentos que tienen la misma función que la raíz, proveer a ésta de agua y nutrientes y, a cambio, la planta suministra carbono a estos microorganismos, que es lo que necesitan para obtener su energía y continuar con su desarrollo. El tricoderma es un hongo que vive en simbiosis con la raíz. Éste la protege, al alimentarse de otros hongos que pueden atacar a la raíz de la planta. De esta forma se ayudan mutuamente, uno proporciona protección y la otra, alimento. Gracias a estos microorganismos nuestra planta consigue una mayor vigorosidad y una gran protección para sus raíces.

Al ser detallistas con nuestras plantas, al final de la etapa de crecimiento nuestra planta hidropónica tendrá unas bonitas y fuertes raíces que nos harán orgullecer y estará lista para una perfecta floración.