La higiene es siempre importante, y en lo que respecta al cultivo de marihuana, se convierte en esencial. La limpieza y el mantenimiento de tu espacio de cultivo deben ser parte integral del proceso de cultivar cannabis.

De hecho, un espacio sucio y desordenado puede generar toda una serie de problemas, algunos de los cuales podrían afectar enormemente a la calidad de la hierba y la salud de las plantas.

Hay muchas razones por las que es importante mantener un espacio de cultivo limpio.

En primer lugar, cultivar en un entorno sucio, aumenta el riesgo de que las plantas se vean afectadas por enfermedades y plagas. Un entorno desaseado suele atraer a una gran variedad de huéspedes no deseados, como insectos, ácaros, arañas, etc., algunos de los cuales podrían atacar a tus plantas.

A ciertas plagas y hongos se les da muy bien mantenerse con vida, especialmente entre cosechas, y podrían infestar tus plantas nuevas perjudicando su salud, además del tamaño y calidad de la cosecha.

En segundo lugar, la higiene es muy importante para la seguridad. El polvo y la suciedad, por ejemplo, pueden acumularse sobre el equipo, especialmente en ventiladores y sistemas de ventilación, lo que podría afectar a su correcto funcionamiento e incluso provocar un incendio.

Los derrames y los cables eléctricos sobre el suelo podrían dar lugar a tropiezos. Una caída es un grave problema que podría ponerte en peligro, además de provocar daños a las plantas y/o el equipo.

Aquí tienes 11 sencillos consejos para ayudarte a hacerlo:

1. MANTENTE LIMPIO

El paso más importante para tener un espacio de cultivo limpio es asegurarte de estar aseado. La mejor forma de hacerlo es tener un atuendo reservado únicamente para llevar en el cuarto de cultivo, así como una rutina higiénica para llevar a cabo antes de empezar a trabajar con tus plantas.

Ponte ropa limpia. Trata de elegir un sencillo atuendo que no sea demasiado holgado y que no tenga partes sueltas.

Asegúrate de lavarte bien las manos y de taparte o recogerte el pelo, con ello evitarás introducir patógenos perjudiciales como bacterias, esporas de hongos o huevos de ácaros en el cuarto de cultivo.

2. ALMACENA TUS HERRAMIENTAS Y PRODUCTOS DE FORMA ORDENADA

La forma de almacenar y ordenar tu equipo y herramientas puede tener un enorme efecto en la higiene del espacio de cultivo. Lo mejor es colocar unas estanterías básicas y tomarte tu tiempo para poner cada cosa en su sitio.

Por ejemplo, intenta ordenar los productos de forma que los abonos estén en una zona, separados de cosas como sobras de medios de cultivo, sustancias químicas (como herbicidas o pesticidas), o herramientas básicas como tiestos, cubos, tijeras de podar, etc. Trata tu cuarto de cultivo como algunos padres tratan su garaje/cobertizo.

A continuación, asegúrate de mantener el suelo despejado y limpio. Recoge de inmediato cualquier derrame y acuérdate de quitar de en medio los cables eléctricos.

3. CUELGA EL EQUIPO

Para ayudarte a despejar el espacio de cultivo, una idea genial es colgar tantas partes del equipo como te sea posible.

Los ventiladores y los sistemas de ventilación, por ejemplo, se pueden fijar en la pared o en el techo, dejando más espacio en el suelo. De hecho, ambas cosas funcionan mejor si están elevadas.

Incluso herramientas básicas como termómetros, higrómetros y hasta tijeras de podar, se pueden colocar en una repisa básica de pared. Y lo mismo ocurre con los temporizadores.

Con esto podrás tener más sitio en las estanterías y también será más fácil encontrar lo que buscas.

Los balastos eléctricos, por otro lado, se deben montar en la pared exterior del cuarto de cultivo, si es posible, para maximizar su funcionamiento y seguridad.

Por último, los cables eléctricos se deben fijar y colocar a lo largo de los rodapiés o de las paredes. Con ello reducirás en gran medida el riesgo de tropezarte con un cable suelto.

4. ORGANIZA TUS PLANTAS DE FORMA ORDENADA

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Para ayudarte a mantener ordenado el cuarto de cultivo, no olvides colocar tus plantas y tiestos de una forma ordenada. Asegúrate de dejar espacio entre ellas para permitir la circulación del aire y evitar la acumulación de humedad.

Y espácialas para que todas reciban la misma cantidad de luz de tu lámpara de cultivo. Sabemos que esto puede ser difícil en espacios pequeños, pero podría suponer una enorme diferencia.

Asegúrate de poder acceder a tus plantas con facilidad, y no te olvides de colocar bandejas debajo de los tiestos para recoger cualquier derrame.

5. LIMPIA LOS DERRAMES DE INMEDIATO

Al igual que un derrame puede conducir a un desastre en una cocina industrial, lo mismo ocurre en el cuarto de cultivo. Ya sea agua, una solución de nutrientes, o incluso tierra, asegúrate de limpiar cualquier derrame de inmediato para minimizar el riesgo de caídas y tropiezos.

6. PODA A MENUDO

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Otro importante paso para mantener un cuarto de cultivo limpio y ordenado es podar de forma habitual.

Las plantas de cannabis, en condiciones adecuadas, crecen muy rápido, y aunque el crecimiento vegetativo es muy importante, si no se controla podría dar lugar a plantas demasiado grandes y frondosas que ocupan mucho espacio de forma innecesaria.

Así que no olvides podar tus plantas con frecuencia durante la fase vegetativa. Presta especial atención al follaje de cada planta y asegúrate de eliminar toda hoja muerta o moribunda rápidamente.

Esto te ayudará a reducir un poco el volumen de tus plantas. Por último, si ves que las plantas se están descontrolando, considera usar alguna técnica de entrenamiento para que crezcan de una forma determinada que se adapte mejor a tu cuarto de cultivo.

7. DESEMPOLVA EL EQUIPO

El polvo se acumula incluso en las habitaciones más limpias. Por lo tanto, no te olvides de limpiar el polvo de tu espacio de cultivo de forma periódica, con el fin de evitar que se acumule sobre las plantas y el equipo.

Utiliza un paño seco para eliminar con facilidad el polvo de la parte superior de cualquier herramienta. Nunca uses un trapo húmedo, ya que podría interferir con el equipo eléctrico.

8. MANTÉN EL EQUIPO DE FORMA ADECUADA

El equipo de un cuarto de cultivo se usa mucho, por lo que es muy importante comprobar de forma habitual al menos lo siguiente:

Luces de cultivo: las luces de cultivo están funcionando hasta 18 horas al día durante semanas. Por lo tanto, es esencial cambiarlas con frecuencia. Te recomendamos hacerlo una vez al año, o tras 6.500 horas de uso. También debes quitar el polvo de la lámpara y su cubierta de forma habitual.

Filtro de carbono: el carbón de los filtros se satura con el tiempo y debe reemplazarse aproximadamente una vez al año. Presta atención a tus filtros y asegúrate de cambiarlos tan pronto como te des cuenta de que no funcionan correctamente.

Extractores: quita el polvo de los extractores y ventiladores de forma habitual, y pásales el aspirador después de la cosecha. También, sustituye de forma inmediata cualquier extractor o ventilador que empiece a hacer ruidos extraños.

9. MANTÉN LIMPIO EL SUMINISTRO DE AGUA

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El agua es un nutriente esencial para el cannabis, por lo que deberás asegurarte de que le suministras un agua de la mejor calidad posible.

Acostúmbrate a comprobar periódicamente los tubos, la bomba y el tanque de agua, y límpialos de forma individual para evitar la acumulación de bacterias que puedan causar bloqueos.

10. LIMPIA TUS HERRAMIENTAS DESPUÉS DE USARLAS

Una forma básica pero muy eficaz de garantizar la higiene y el orden en el cuarto de cultivo, es limpiar tus herramientas inmediatamente después de usarlas. Ya sea el cubo que utilizas para suministrar los fertilizantes o las tijeras de podar, acuérdate de lavar todas las herramientas tras cada uso de forma que estén listas para la próxima vez.

11. LIMPIA A FONDO TRAS LA COSECHA

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Por último, pero no por ello menos importante, no olvides limpiar el cuarto de cultivo a fondo después de cada cosecha. Puede ser complicado hacerlo durante el cultivo, y el polvo y la suciedad se suelen acumular en las zonas más difíciles de alcanzar.

Asegúrate de esterilizar todas las herramientas y equipo del cuarto de cultivo, incluyendo ventiladores, filtros, deshumidificadores, unidades de AC, tiestos, bandejas, etc. A continuación, barre y friega toda la habitación con una solución suave de lejía para acabar con cualquier patógeno potencialmente dañino.